La semana pasada hubo turbulencia en el mundo financiero. Luego de que quebrara un banco menor de EE.UU., cayó el Silicon Valley Bank. A los pocos días, el Credit Suisse también quebró. Cayeron por varias ruedas seguidas las bolsas de casi el globo entero.
En el caso del Silicon Valley, sus acciones cayeron un 60% en una rueda y se desplomó. El banco estaba muy relacionado con el financiamiento de startups tecnológicas y tenía 209.000 millones de dólares en activos a finales del año pasado, por eso era considerado el 16º banco más grande de EE.UU. -cabe aclarar que es un banco con un capital muy menor en comparación de los 3 bancos más grandes de ese país-. El Estado norteamericano lo intervino mientras la Justicia de ese país investiga si hubo malversación de fondos.
El Credit Suisse venía mostrando debilidad financiera desde el año anterior, así lo demostraban sus declaraciones en el control de la información financiera. Por problemas de liquidez, se declaró en quiebra. El Banco Central Suizo salió al rescate inyectando US$ 54.000 millones para evitar su quiebra.
El viernes otro banco estadounidense fue noticia por su crisis de liquidez. El First Republic Bank está siendo inyectado de dólares a través de más préstamos privados y de la Reserva Federal de EE.UU. Bloomberg en sus portales abre la posibilidad de que sea absorbido por otro banco de EE.UU.
Este domingo último, la Reserva Federal de los Estados Unidos (FED), el Banco de Canadá, el Banco de Inglaterra, el Banco de Japón, el Banco Central Europeo y el Banco Nacional Suizo acordaron una cooperación para mejorar la provisión de liquidez a través de acuerdos permanentes de líneas de intercambio de dólares estadounidenses.
Según la calificadora de riesgo Moody’s, esta crisis financiera “tendrá un impacto acotado en el sector bancario latinoamericano” y enfatizó que las instituciones financieras del continente tienen “una regulación estricta y una amplia liquidez con depósitos estables” y que “la mayoría de los sistemas bancarios de América Latina se concentran en bancos grandes, sólidos y altamente diversificados”. En Argentina el 76% de los depósitos están en bancos de gran tamaño. Sin embargo afectó a algunas empresas de capital nacional ligadas a las startups tecnológicas.
Adrián Rodriguez
