Desde 1992, y por 95 años de extensión, la empresa Empresa Distribuidora de Energía Sur Sociedad Anónima (EDESUR), tiene a su cargo el servicio de energía de la red eléctrica de la mitad sur de la Ciudad de Buenos Aires y los partidos del sur y sudoeste del conurbano bonaerense. En los 29 veranos que lleva brindando en servicio, pocos son los que no se recuerden cortes de energía en su área de servicio.
A excepción de Menem, todos los gobiernos siguientes amagaron con quitarle la concesión a EDESUR. Todos los gobiernos anunciaron multas millonarias en su contra por falta de inversión y deficiencias en el servicio que detrás del escenario le condonaron. El sistema de multas no es efectivo con las prestadoras de servicios públicos. Primero porque no le hacen daño en sus exiguas ganancias. EDESUR, como casi todas las empresas de servicios públicos, primero apelan la multa, luego se declaran insolventes, arman planes de pago en comodísimas cuotas y cuando terminan de pagarlas ya las recuperaron por el aumento de la inflación. Segundo porque tampoco logran que inviertan para un mejor servicio.
Después de los 12 años de congelamiento tarifario con subsidios durante las gestiones kirchneristas, las tarifas de Edesur tuvieron incrementos del 2000% entre 2015 y 2019. Sin embargo, eso no significó ampliación de las redes eléctricas, ni aumento en cantidad de cuadrillas, ni mejora en los equipos técnicos para reparar rápidamente los cortes de luz.
Ahora nuevamente un gobierno nacional osa en amenazar con quitarle la concesión a EDESUR. Después los cortes de luz de gran alcance de los últimos días, y en donde todavía en varios barrios no ha vuelto a normalizarse el servicio, el Ente Nacional Regulador de la Electricidad (ENRE) inició oficios para “elaborar un informe técnico para evaluar el desempeño general y los incumplimientos de la compañía eléctrica”. Lamentablemente ya sabemos en qué va a terminar.